24 de març 2010

Cementiri de Sinera





I
Recuerde el alma dormida,
abive el seso e despierte
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
quan presto se va el plazer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parescer,
qualquiere tiempo passado
fué mejor.



II
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto s'es ido
e acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo non venido
por pasado.
Non se engañe nadi, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vió,
pues que todo a de passar
por tal manera.



III
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
qu'es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados son yguales
los que viven por sus manos
e los ricos.



IV
Dexo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
non curo de sus fictiones,
que traen yervas secretas
sus sabores;
Aquél sólo me encomiendo,
Aquél sólo invoco yo
de verdad,
que en este mundo viviendo,
el mundo non conoció
su deydad.



V
Este mundo es el camino
para el otro, qu'es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar;
partimos cuando nascemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
assí que quando morimos
descansamos.

Jorge Manrique, Coplas a la muerte de su padre